Mustache in Hell. El mejor bigote del infierno4 min read

La fiebre del twin-stick shooter sigue pegando fuerte y hoy toca hablar de Mustache in Hell, primer y único videojuego del estudio brasileño IdunaSoft, publicado en 2016 en Steam y que ahora, ocho años después y con la colaboración de QUByte Interactive, hace su entrada en el resto de plataformas.

Es bien sabido que un buen bigote suma un mínimo de 100 puntos de belleza y carisma. Pero, ¿puede un bigote sobrevivir a las asfixiantes llamas del infierno? En Mustache in Hell lo descubriremos. Un duro agente de policía llamado John Mustache acaba de fallecer, pero logra hacer un trato con la muerte. Ésta le dará la oportunidad de volver a la vida si logra recuperar unos objetos que se encuentran perdidos en el infierno. Tirando de pistola y un hermoso bigote pixelado, John Mustache se dispone a enfrentar a cualquier monstruo infernal que se cruce en su camino.

Mustache in Hell va directo al grano. Tras una breve conversación con la parca, entraremos en la primera misión que es definitoria de cómo es el videojuego: atravesar salas y acabar con decenas de enemigos. Si les derrotamos, avanzaremos a la siguiente habitación. Aunque hay pequeños puzles que resolver, como activar algún que otro mecanismo, la base del videojuego es combatir y avanzar hasta que superemos el nivel o perdamos todas las vidas.

Los asedios enemigos son intensos, largos y complicados. Al inicio solo aparecen los típicos monstruos básicos que nos persiguen y tendremos que huir al tiempo que disparamos; pero conforme recorremos en el infierno aparecerán gólems, serpientes, arañas y demás seres del averno. Contaremos con la ayuda de armas extra como escopetas, metralletas, lanzallamas o granadas que aparecerán aleatoriamente por el escenario y serán vitales para superar los niveles.

Mustache in Hell es generoso con las vidas y normalmente recompensa al jugador después de cada pelea, pero no es un juego sencillo. Pese a que la IA de los enemigos es bastante simple y fundamentalmente se dedicarán a perseguirnos sin mucha historia, no es tarea fácil superar los combates y, especialmente en las largas batallas contra los jefes finales, se exige al jugador mucha habilidad y paciencia. Buena parte de la dificultad no es del todo justa con el jugador, ya que viene dada porque la hitbox de John es generosa, a decir poco. Muchas balas que pasan sólo cerca del personaje terminan impactando y provocando muertes totalmente evitables.

Quizás la principal pega del videojuego la tengamos en el apartado técnico. La versión de consolas es exactamente la misma que apareció en Steam en 2016 y ya en aquella época era un videojuego simplón. El diseño de John es divertido y los enemigos al menos son variados, pero los niveles son insípidos, tanto en términos de diseño, con pasillos laberínticos carentes de interés; como en su uso del color, ofreciendo un gameplay innecesariamente oscuro que además apenas varía a lo largo del videojuego. Da igual si estamos en el primer nivel o en el tercero, todo parece igual. El problema es que el videojuego no parece percatarse de ello y te empuja a perder tiempo recorriendo los niveles buscando llaves y abriendo puertas, como si fuera entretenido o hubiera algo que ver.

Mustache in Hell es un videojuego simple, pero honesto. Promete al jugador disparos y unas cuantas carcajadas y cumple con su promesa. Ha faltado algo de ambición por parte de los desarrolladores a la hora de crear un mejor sistema de combate y niveles más complejos y detallados, pero siendo justos, he pasado un par de horas muy entretenidas y ahora quiero dejarme bigote.

Conclusión

Mustache in Hell es un juego de 2016 porteado ocho años después a consolas y eso se nota en todos los aspectos, especialmente en el gráfico. Peca de simple en el diseño de niveles y en el sistema de combate, que consiste en huir y disparar sin demasiado criterio; pero lo cierto es que me he divertido mucho aniquilando a las hordas del infierno con este simpático personaje con bigote. No es el mejor en su género, pero parece tomarse con sentido del humor sus limitaciones y ofrece al jugador una experiencia arcade intensa sin demasiadas pretensiones. A su favor, además, su reducidísimo precio.