Analisis Destacado

Vengeful Guardian: Moonrider6 min read

3 de abril de 2023 4 mins de lectura

por:

GDejota

Vengeful Guardian: Moonrider6 min read

Decenas de estudios independientes buscan en sus videojuegos emular una experiencia retro ochentera o noventera, ya sea por medio de un píxel-art en 8 bits, 16 bits o incluso tirando de polígonos de afiladas puntas. La estética retro, desarrollada con las técnicas actuales, es una maravilla cuando se hace bien, ahí tenemos grandes virguerías como Blasphemous. Pero considerar que un píxel-art acompañado de una buena música en chiptune es lo que define al videojuego retro sería caer en la simplificación.

La experiencia retro, siempre bajo mi punto de vista, se consigue cuando el juego parece conversar directamente con tu yo de hace 20 o 30 años, con ese jugador que estaba enganchado a una Super Nintendo, o a una Game Boy Advance en mi caso. Vengeful Guardian: Moonrider, videojuego del estudio brasileño JoyMasher, lo logra sobradamente. En parte por su apartado gráfico en píxel-art, pero sobre todo por su diseño de escenarios, adictiva jugabilidad y su esmero por ofrecer niveles desafiantes y diferentes. Logra que deseemos que este juego estuviera disponible en nuestra vieja consola de 16 bits.

Vengeful Guardian: Moonrider imagen inicial

Luchando contra el sistema

Vengeful Guardian: Moonrider nos narra la historia de un guerrero que rompe con su naturaleza y lucha contra el poder establecido. O algo así. No puedo estar seguro porque el hecho de haber pasado varios videos accidentalmente y una serie de terribles faltas de ortografía me ha llevado a dejar de lado la parte argumental. No es, en cualquier caso, relevante.

Lo que hace de Vengeful Guardian: Moonrider un excelente videojuego es su jugabilidad, la cual recuerda a las mejores ediciones de Shinobi. Nuestro guerrero dispondrá sólo de dos armas con las que despachar a los numerosos, y correosos, enemigos. Dar muerte a los villanos es placentero, en gran parte por el temblor de la imagen y lo sangriento de nuestros golpes, pero especialmente porque la pelea requiere concentración. No hay enemigos de relleno y, aunque todos tienen uno o dos ataques fácilmente identificables, es importante aplicarse en esquivarlos tanto como en asestar los nuestros.

El juego, en su estructura, recuerda a los clásicos Megaman: tendremos todos los niveles a nuestra disposición y podremos jugarlos en el orden que más nos plazca. No es sencillo, pero tampoco nos llevará a la desesperación gracias a la generosa cantidad de objetos que restauran la vida que hay por los escenarios y a que podremos morir tres veces en cada nivel. La curva de dificultad parece incluso descender conforme al progreso, ya que los power-ups que obtenemos al completar cada nivel nos facilitan mucho la tarea. Es el único punto débil que señalaría en el completo de la experiencia: algunas mejoras convierten niveles que deberían ser desafiantes en meros trámites.

Vengeful Guardian: Moonrider imagen en el bosque

Motos, sangre y píxel-art

Vengeful Guardian: Moonrider pone empeño en que cada nivel sea una experiencia jugable diferente, como si tuviera que convencer al jugador de que es capaz de rendir a máxima potencia en todo tipo de registros. Cada nivel tiene un diseño visual propio, pero también jugable. Encararemos fases de desarrollo lineal con mucha acción, otras más plataformeras saltando de avión en avión e incluso alguna acuática con toques de puzle. Como colofón, las complejas -y excelentes- luchas contra jefes finales, los cuales tendremos que resolver al viejo estilo: memorizar sus patrones de ataque para asestar nuestros golpes en el momento correcto.

Tengo que detenerme, forzosamente, en las maravillosas fases en moto que Vengeful Guardian: Moonrider nos regala. En su momento fui un acérrimo fan del Ghost Rider que apareció en GBA, un juego notable -pasó algo desapercibido- de características muy similares al que tratamos hoy. Las fases en moto queVengeful Guardian: Moonrider nos ofrece, en las que la alta velocidad y la acción se hacen uno, han rescatado de algún rincón de mi memoria los fantásticos momentos con aquel juego. Más allá de lo que pueda evocar, son niveles divertidos, frenéticos y suponen un argumento más para defender la excelente labor de JoyMasher.

Vengeful Guardian: Moonrider imagen moto
Las fases en moto de Vengeful Guardian: Moonrider son maravillosas

También por los ojos y oídos entra Vengeful Guardian: Moonrider. El trabajo en píxel-art es notable, especialmente gracias a las excelentes y sangrientas animaciones de combate combinadas con el filtro retro y la vibración que genera cada golpe; todo acompañado de una excelente música. Pero más allá de lo dinámico del videojuego, si logramos salir del intenso gameplay, repararemos en el mimo que ha puesto el estudio en cada rincón, con pequeños detalles que dan el toque extra de calidad a la experiencia, como las pequeñas escenas de introducción de cada fase o la gran variedad de enemigos a enfrentar.

Al terminar cada fase de Vengeful Guardian: Moonrider se nos dará una puntuación que tendrá en cuenta variables como la cantidad de enemigos derrotados, el tiempo que nos ha llevado o los secretos encontrados. Completar todo el videojuego, sin preocuparnos por la puntuación y sin explorar los escenarios en busca del contenido oculto nos puede llevar unas 2 o 3 horas. El doble si tenemos un afán completista y queremos exprimir el producto al máximo.

Conclusión.

Vengeful Guardian: Moonrider es un videojuego con sabor añejo. Una experiencia de acción plataformera que ha sabido leer lo mejor del mundo de los 16 bits y reescribirlo para que sea jugable en la actualidad. Los videojuegos de aspecto retro abundan, los de espíritu escasean, motivo por el que Vengeful Guardian: Moonrider es una compra con la que es imposible fallar.

Para este análisis se ha jugado a la versión de Nintendo Switch

+ publicaciones

Pese a mi continua obsesión con la literatura, los videojuegos y el deporte, logré acabar mis estudios de filología. Resido en Italia y adoro la pizza.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *