Fuera de eso, lo dicho: Saviorless me parece una obra prácticamente perfecta en lo que se propone. Capaz de llegar al corazón de cualquier persona con una mente mínimamente abierta, esbozando una sensibilidad muy especial y una conjugación maravillosa de tonos, que consiguen lo que más me apasiona de los videojuegos: narrar sin necesidad de contar una historia de forma convencional, sino que sea el propio jugador el que absorba por sí mismo, jugando, lo que el autor nos quiere transmitir.