DeVuego LATAM ES_COR

What Despelote's developers have to say about their memories specifically - and the creative sacrifices they might have made, and the new frontiers that took them to - is worth waiting to discover yourself, but the end result is utterly unique. A kind of hybrid crossing of autobiographical documentary with fantasy retelling. A world where Cordero's ideal childhood - and ideal family, neighbourhood, and nation - are layered over the real ones (even down to the telling omniscience of its characters; how do these people know Ecuador is on the edge of a shock World Cup qualification, after all, when it still has five points left to win from matches against the likes of Argentina and Columbia?).

Ecuador did not win the 2002 World Cup. They didn’t even make it out of the group stage. But for a short time, football was all that mattered. And in the brief time that it will take you to complete Despelote, it’s all that will matter to you too.

Una historia contada con la sencillez e insignificancia con la que contaríamos una anécdota de niñez y plasmada en el control con la misma maestría. Correr por las calles y patear “lo que sea” es fiel reflejo de la sencillez con la que la nostalgia nos recuerda lo “fácil” que era todo de niños. Y esa misma simpleza esta plasmada en nuestro game pad con tan solo dos botones y el stick de control. Una nostalgia que también se plasma en un apartado gráfico haciendo que todo se vea distinto, difuminado por la niebla del recuerdo y en donde todo es más irreal de lo que seguro era entonces.  Elementos simples con los que recorrer todos lo rincones de nuestro barrio, jugar con los amigos, ir a clase, hacer pellas o simplemente pasear mientras hacemos tiempo para que nos recojan del parque. Una vida sencilla rodeada de una realidad que nos era tan ajena como complicada.

Despelote es un videojuego muy potente que nos permite revivir los recuerdos de una infancia ajena. Lo consigue desde su apartado artístico, mezclando recuerdos abstractos representados a través de la estética 1-bit con destellos blancos con los que podemos interactuar. También con su ritmo, permitiéndonos viajar a través de fotografías interactivas que reflejan momentos salpicados de la niñez del protagonista. Todo esto lo hace además enmarcándose en un contexto histórico cercano, pero con mucho peso, mirado desde un costumbrismo y una cotidianidad que se ven reforzadas por una interpretación de voz impecablemente natural. Es un juego atrevido y original, con una honestidad autobiográfica que lamentablemente vemos poco en proyectos de mayor escala y con unas ideas artísticas a la vanguardia del videojuego.

Jugar como el pequeño Julián lleno de ganas de jugar al fútbol me ha hecho pensar que, quizá, jugar es volver a ser un niño y preguntarse «¿Qué pasa si le doy con el balón a esto? ¿se romperá?» o «¿Habrán planeado qué pasará si me escapo de aquí?». Por suerte, como la vida, Despelote siempre trae una respuesta.

Despelote  es un juego que ofrece un trozo de vida al jugador. Y como jugador tomamos conciencia de que el único juego que hay en Despelote es el “Fifa” que a veces jugamos en la tele de la familia(y lo único que tiene logros). Es un Walking simulator de un niño pero no es infantil. En dos horas ofrece clase de narrativa impresionante que no es para todos, porque se aleja de lo tradicional que se considera un videojuego. Pero no puede haber un mejor medio para expresar lo que pretende.

Tal vez describir despelote como 'jugar dentro de nuestros recuerdos infantiles' no sea realmente acertado ni seguramente apropiado. Aunque sí hay algo de eso, y realmente de muchas más cosas. El director del juego se traslada al joven muchacho que vivirá durante varios meses uno de los fenómenos sociales de la historia de Ecuador, sin pretender calcar momentos personales sino saber usarlos y proyectar alrededor de ellos. Seas de donde seas, despelote muestra capas y facetas que te permitirán entrar en él, añadiendo que los hispanohablantes deberíamos tener un puntito adicional con los lazos que nos unen a través de continentes.

Despelote è un documentario interattivo su un Paese, su uno sport, su una vita. È la storia dell'Ecuador alle prese con la sua prima qualificazione a un mondiale di calcio. Julian Cordero racconta Quito, la città in cui è nato, e l'estate del 2001, quando tutti erano parte di un evento collettivo che ha portato la nazionale ecuadoriana tra i campioni, e ha trasformato lo sport non più in una presenza sussurrata nella vita dei bambini, ma nel protagonista assoluto delle giornate dei grandi. È un'opera sincera, delicata, con cui è difficile non emozionarsi. Anche e soprattutto se non si ama il calcio.

Despelote se convierte en un retrato de la cultura de un país que se alegró por un mundial, pero que tuvo que convivir con otras realidades fuera de eso. No es un título que divierta por su jugabilidad, sino que busca jugar con ese bichito nostálgico y la experiencia tan realista que muchos hemos vivido de pequeños (y adolescentes).

En definitiva, Despelote es una muy bella aventura gráfica con una duración menor a dos horas por lo que es una gran recomendación para todos aquellos que quieran experimentar una historia muy emotiva y contada de una manera muy creativa.

À mi-chemin entre le jeu et le récit autobiographique interactif, Despelote est une expérience aussi courte que captivante sur l'insousciance de l'enfance. Mais c'est aussi un solide exposé de la place vitale que le football occupe pour toute une société et dans toutes ses formes. Des discussions de comptoir, aux personnes regardant les matchs sur les télés dans les vitrines des magasins en passant par les mariés forcés de mettre une télé dans la salle des fêtes, le foot est partout.

Despelote es, sin exagerar, una de las experiencias interactivas más sinceras, auténticas y artísticamente valiosas que he tenido el placer de jugar recientemente. No es un videojuego en el sentido clásico de desafío mecánico o narrativa lineal compleja, sino una experiencia sensorial y emocional condensada que utiliza el medio para evocar la poderosa sensación de la infancia y explorar la naturaleza de la memoria.

Despelote is not awful… it’s just very confusing. I appreciate the interesting premise and presentation, but it’s just somewhat devoid of elements that make it a proper “game”. Even the football-related gameplay (or what little of it is present) feels clunky and shallow. I also think the story could have been more focused on the innocence and lack of urgency in the life of a child – it would have made it a lot more relatable. Maybe turning this autobiographical tale into a game wasn’t the best idea, as an experimental animation featuring the exact same art style would have made it stand out even more.

Like the drive back home from an away day loss, you’re left wondering: what was the point? Despelote laudably captures the emotion surrounding Ecuador’s qualification for the 2002 FIFA World Cup, but it struggles to craft a satisfying video game about it.