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Cris Tales: sapos, cronomagos, y combates por turnos7 min read

25 de noviembre de 2021 5 mins de lectura

Cris Tales: sapos, cronomagos, y combates por turnos7 min read

En casi todas las disciplinas artísticas es habitual encontrar géneros que, por un motivo u otro, suelen asociarse a algún país o zona geográfica. En literatura, por ejemplo, el realismo mágico irrumpió a mediados del siglo XX con una marcadísima identidad latinoamericana que ha definido los rasgos del movimiento hasta la actualidad. Si nos fijamos en la música, el flamenco es uno de los elementos más representativos de la cultura española, hasta tal punto que nuestro folclore no se comprende al completo sin él. También en el cine se encuentran casos evidentes de este mutualismo creativo, siendo seguramente uno de los más claros el de Francia y su arte innato con las películas de mierda (pun intended). Y, por supuesto, el videojuego no iba a ser menos. En nuestro medio, los RPGs (role-playing games) mantienen una relación tan estrecha con Japón que con frecuencia suele añadirse al inicio de las siglas la inicial de este país (los conocidísimos JRPG). Los videojuegos de rol se han infiltrado hasta el núcleo de la cultura nipona, y han alcanzado un nivel de sinergia donde las dos entidades (género y país) se apoyan en la otra para seguir evolucionando.

Pero si algo nos ha enseñado el infame juego de mesa de compraventa de propiedades es que ningún monopolio es bueno nunca. Por eso es especialmente interesante cuando al margen de esta carpa koi que se muerde la cola, o más bien en un plano paralelo, aparecen obras como Cris Tales, un RPG desarrollado en tierras colombianas que consigue tomar las bases elementales del género y darles su propio toque. Desarrollado por Dreams Uncorporated y distribuido en España por Tesura Games, Cris Tales nos pone al control de Crisbell, una chiquilla que vive tranquilamente en su pueblecito (una aldea inicial al más puro estilo Dragon Quest) hasta que un buen día, tras una serie de revelaciones, descubre que es una cronomaga. Esto, esencialmente, significa que tiene la capacidad de manipular pasado, presente y futuro, y que deberá utilizar estas recién despertadas habilidades para vencer a una tirana conocida como la Emperatriz del Tiempo.

Como los más avispados habrán podido intuir por el párrafo anterior, Cris Tales abraza la estructura más clásica de los RPGs: la del viaje por diferentes reinos en busca de nuevas habilidades y compañeros para derrotar a un malo malísimo. Sin embargo, el título añade a la fórmula el elemento diferenciador de las mecánicas de manipulación temporal.

Durante la exploración de las ciudades que Crisbell y compañía visitarán en su aventura, nosotres como jugadores veremos la pantalla de juego dividida en tres partes en todo momento (de izquierda a derecha, estas fracciones muestran el pasado, presente y futuro de la localidad). Con esta disposición de la interfaz, podremos recibir información de las urbes en tres momentos distintos de su historia y movernos entre ellos para resolver pequeños puzles que harán avanzar la trama. Aunque en algunas ocasiones estas escenas pueden resultar muy potentes artísticamente, en otras esta misma disposición llega a causar cierta claustrofobia (tanta información puede ser abrumadora). Seguramente es por este motivo que esta feature solo se muestra cuando visitamos las ciudades, y por lo que tanto en la exploración del overworld como en nuestras incursiones a las mazmorras, en la pantalla solamente veremos el presente.

Aunque afirmar eso último tampoco sería del todo cierto, porque la verdad es que esta idea de manipulación temporal también tiene una importancia considerable en los combates, donde Crisbell puede utilizar sus poderes para alterar el campo de batalla y los enemigos que ahí se encuentran. Si bien es cierto que esta habilidad solamente puede utilizarla la protagonista, el resto de sus compañeros tienen sus propias técnicas y un estilo de batalla muy propio e igual de interesante. Todas estas variables y algunas más que vale la pena no spoilear forman un sistema muy rico que, sumando además la estrategia intrínseca de los combates por turnos de los RPGs, termina ofreciendo un buen abanico de posibilidades para afrontar cada encuentro.

Y, sin embargo, todo este entramado de opciones tan extenso se siente desaprovechado. Aunque la idea de un RPG con un combate poco exigente es muy sugerente (más todavía en un título como este que por su diseño puede resultar muy atractivo como puerta de entrada), lo cierto es que el estudio desarrollador no ha sabido dar con el equilibrio entre la apuesta por lo accesible y el fomento de la experimentación. Algunos momentos clave y determinados combates contra jefes sí requieren un poco más de estrategia y planteamiento, pero la mayoría de los encuentros pueden resolverse con ataques sencillos y alguna que otra magia para rematar. Al contrario de lo que parecía sugerir la demo, y muy a mi pesar, el juego recompensa muy poco a aquellos que intenten experimentar con las posibilidades de estos sistemas.

Donde los creadores sí han sabido dar justa e inequívocamente en el clavo es con el apartado visual del juego. Seguramente si Cris Tales había llegado a vosotres en algún momento antes de su lanzamiento, lo que hizo que os quedaseis con él fue su dirección artística, y no es para menos. Tanto en lo visual como en lo sonoro, todo el juego es realmente bonito, e incluso los detalles más chiquitos de la interfaz están perfilados para encajar con su estilo preciosista. Los diseños de personajes y las animaciones se encuentran en un sweet spot entre las series de Nickelodeon de los 90 y el anime, con un toquecito de Scott Pilgrim, y el diseño de sus ciudades y escenarios, se inspira mucho en los paisajes colombianos y toma muchas referencias de la arquitectura del país —la catedral de Narim, sin ir más lejos, es una representación del Santuario de Las Lajas (Ipiales) realmente fidedigna—.

En general, la dirección artística del título desprende un buen rollito súper agradecido, tanto en las localizaciones más ambiciosas como en las escenas más íntimas, y en todo momento mantiene un estilo personal súper reconocible. Desgraciadamente, aunque Cris Tales se esfuerza por tratar su historia con el mismo cariño que procesa por su apartado visual, no consigue desarrollarla de una forma tan limpia. La trama de Cris Tales no es nada especialmente rocambolesco: es sencillita y bastante clásica. Sin embargo, su forma de narrar a veces innecesariamente es poco clara. Esto, sumado a que en varias ocasiones plantea decisiones sin apenas relevancia en el avance de los eventos, puede dejar un regusto amargo en una historia que, por lo demás, tiene un aire afable y ligero muy de cuento de hadas.

Y, aún con todo, mientras la pantalla se vuelve negra y los nombres de los creadores empiezan a aparecer, es complicado no esbozar una sonrisilla de satisfacción. A pesar de los peros (que están ahí y es necesario considerarlos) Dreams Uncorporated ha conseguido dar su toque al RPG, añadiendo algunos detallitos que le suman frescura y dinamismo y respetando todo aquello que elevó a los clásicos del género a ese status. Si Cris Tales tiene que servir de algo, que sea para tener a este estudio en el radar y sumarlo a la lista de cuentas de Twitter que checkear de vez en cuando en busca de un GIF de su próximo juego. Y, ya puestos, que sirva también como recomendación para todes les amantes del (ya no solo J)RPG.

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Ambientólogo y camarero. Amante de lo japonés, los dinosaurios y la sanfaina con atún. Escribo y juego tumbado, normalmente desde Barcelona.

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